Una de las herramientas más eficaces con que cuentan hoy las empresas, es el e-mail marketing. Consiste en utilizar el correo electrónico con fines comerciales y/o informativos. Su fin último es seleccionar una cartera de consumidores interesados en la propia marca y acompañarlos en el proceso de compra para que adquieran nuestros productos o servicios. Es un recurso ampliamente utilizado en el e-commerce.
Cada vez una mayor cantidad de compañías incluyen esta alternativa en su campaña de marketing digital. ¿Por qué? En primer lugar, es una forma de realizar ofertas mucho más personalizadas, de acuerdo con el perfil del cliente. Por medio de un correo electrónico especialmente preparado, la empresa puede decidir qué mensaje dar y en qué momento a cada usuario. Y cuando el consumidor se siente valorado, es más proclive a comprar.
En segundo lugar, el coste de una campaña de e-mail es sumamente reducido. No hace falta realizar un gran ajuste de presupuesto para implementar esta estrategia, y en contrapartida, los beneficios son enormes. Por otra parte, Internet hoy ofrece un gran haz de herramientas para evaluar los resultados de las campañas, incluso en forma diaria. Al tener un registro continuo de su impacto, las empresas pueden tomar las decisiones correctas y corregir el rumbo de su campaña.
Al realizar un proyecto de e-mail marketing, es esencial asegurarse de contar con el permiso expreso del consumidor para enviarle correos electrónicos. Es muy sencillo predecir lo que sucederá si enviamos un e-mail no deseado: el usuario lo enviará a la papelera sin siquiera abrirlo, y lo calificará como spam. En consecuencia, la marca está dando una imagen negativa a muchos de sus consumidores, para quienes resulta invasivo y molesto recibir correos no solicitados a cada rato.
Entonces ¿cómo hacer que el cliente diga que sí y obtener su aprobación para enviarle e-mails? Debemos conseguir que se suscriba a nuestras listas de correos electrónicos a cambio de algo. Si ingresa a la web de la empresa y le ofrecemos más información, un descuento especial o la participación en una promoción a cambio de sus datos personales, es posible que el usuario termine aceptando. Pero además de esta contraprestación, una vez obtenido el nombre y correo electrónico del prospecto es importante mantener una comunicación fluida con él.
De esta forma, el cliente puede conocer mejor a la empresa y familiarizarse con la marca. En última instancia, habrá adquirido la confianza suficiente como para querer adquirir uno de nuestros productos o servicios. Este es el propósito final de una buena campaña de e-mail marketing.
Es probable que, a pesar de haber confeccionado una amplia lista de prospectos, muy pocos de ellos se transformen en clientes fieles. Esto es común y sucede porque muchos consumidores potenciales dejan de interesarse por la marca, se quedan a la mitad del proceso de venta o pierden interés en los mails por falta de tiempo o exceso de información. A pesar de que los empresarios pueden sentir que fallaron, los pasos de la campaña también habrán servido para “filtrar” a los clientes y quedarse solo con aquellos genuinamente interesados en los productos de la marca.
En el siguiente artículo proporcionamos una serie de pautas para la aplicación de una buena campaña de e-mail marketing:
-Las mejores prácticas para el e-mail marketing